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miércoles, 31 de octubre de 2012

Amanece.

Abrí los ojos y vi el comienzo del día. Ahí me dio cuenta, otra vez, que el retorno valió la pena. Dí una vuelta en la cama y ahí estaba,sublime e imponente pedazo de cielo descansando sobre mi lugar en el mundo.
   Acaricié las nubes, las abrace, las hice mías. Me interné en el paraíso para sentirlo  solo mio. Besé el suelo impoluto, entré en éxtasis y aluciné. Ojos cerrados otra vez.
El paraíso del que hablo, ese que tenía al lado tiene peso, altura, nombre y presencia. Tiene color, identidad.
 Se completó el amanecer, abrí nuevamente mis ojos. El dormía. Lo besé, sonreí y volví a dormir.

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